«Cuenta la historia que, allá por la década de los sesenta del pasado siglo, San Francisco (California) se convirtió en la meca de la juventud americana. Desencantada con los valores y la moral estándar surgida de la Segunda Guerra Mundial y harta de la interminable guerra del Vietnam, comenzó a reunirse en comunas en el distrito Haight-Ashbury no solo para fumar marihuana, tocar guitarra, consumir LSD y escuchar música rock, sino también para huir de la sociedad homogeneizada, guerrera y consumista por medio de la meditación, la simplicidad de vida, la no-violencia y el apego a las religiones orientales. Se llamaron a sí mismos Hippies y la sociedad “legal”, que inicialmente los miró con simpatía, acabó pensando que su estilo de vida estaba poniendo en peligro el sistema y que había que volverlos… ¡a casa! Y así se hizo, aunque no pudo borrar todas sus marcas». […]
(Editorial de junio/2014, Redes Cristianas)
