CON LA IGLESIA HEMOS TOPADO
CARMIÑA NAVIA VELASCO, cnaviavelasco@yahoo.es
SANTIAGO DE CALI (COLOMBIA).
ECLESALIA, 28/05/23.- Estoy leyendo uno de los libros que más me ha causado impacto y enriquecimiento intelectual y cultural: Por el ojo de una aguja, de Peter Brown (Acantilado, 2016). Es una obra apasionante de más de mil páginas en la que se explica detalladamente cómo la primera comunidad cristiana de seguidores de Jesús, pasó de ser una alternativa contracultural en su ambiente, a ser una gran iglesia amiga del poder, inserta en pleno corazón del imperio romano. Tal vez en ella encuentro alguna clave para explicar un gran interrogante que tengo en estos días.
En la noche del 12 de Junio de 2023, todas las cadenas de televisión colombianas transmitieron la intervención del presidente de la república, Gustavo Petro Urrego, durante la firma de unos acuerdos de “cese al fuego” con la organización armada del ELN. En la mitad de sus palabras, Petro se dirigió a Monseñor Héctor Fabio Henao, representante de la Conferencia Episcopal Colombiana, partícipe activa de los diálogos con este grupo, y le agradeció su aporte en estos procesos. En la edición diurna del periódico El Tiempo, del día 13 de Junio de este mismo año, se publica una fotografía, en la página que conmemora el golpe de Rojas Pinilla del 13 de Junio de 1953, en la que aparece con los altos mandos del gobierno de Rojas, el Cardenal Crisanto Duque quien presidia en ese momento, la iglesia colombiana.
Estamos ante un trayecto de 70 años; pero a lo largo de nuestra historia republicana, hemos tenido las participaciones políticas activas de Monseñor Builes o de Ezequiel Moreno, entre otras. Hemos pasado por las épocas en las que “matar liberales no era pecado” o por los días en los que la diferencia religiosa entre liberales y conservadores era que estos iban a la misa de 10, mientras aquellos iban a las de 6 o 7 a.m. Si leemos la nouvelle de Tomás Carrasquilla El Padre Casafús, podemos ilustrarnos más sobre estas realidades.
Más allá o más acá de las manipulaciones políticas que la derecha o la izquierda puedan hacer de los sentimientos religiosos populares, lo que me pregunto en este momento es ¿cómo juega la iglesia católica su papel de testimonio del mensaje evangélico en nuestro medio, en nuestra historia, cómo lo ha jugado? Los dos eventos de comunicación a los que me he referido, muestran claramente que la institución eclesial ha estado incrustada en el poder político de nuestra nación, aun después de la Constitución del 91, en la que -en teoría- perdió su sitial de preferencia.
¿Es el papel de la comunidad eclesial tomarse de la mano con el poder de turno, para supuestamente empujar el carro hacia el bien común, o es por el contrario animar a sus miembros, en la gestación y el mantenimiento de auténticos valores de honestidad y servicio? Desde la contracultura de Las Bienaventuranzas y el banquete al que se invitan a cojos, mendigos y lisiados… a las comunidades y acuerdos tácitos o explícitos de hoy hay un largo camino recorrido, un trecho insalvable… a pesar de los esfuerzos de Francisco por alentar una iglesia peregrina… Pero definitivamente esa ruta de las fotos en los periódicos y de los asientos en las transmisiones de televisión no es el camino al que nos invitó un maestro que terminó sus días colgado de un madero.
La crisis de valores que padecemos necesita con urgencia una comunidad cristiana que se comprometa hasta el fondo con la creación de un universo cultural alternativo en el que las leyes que rijan el que-hacer, sean las de la acogida cercana y las de la sororización y fraternización universales que nos lleve a un otro lado del que estamos (Eclesalia Informativo autoriza y recomienda la difusión de sus artículos, indicando su procedencia. Puedes aportar tu escrito enviándolo a eclesalia@gmail.com).
