CAMBIO Y CONVERSIÓN DE MENTALIDAD
Camino de sinodalidad hoy
CRISTINA MONSEGUR, Comunidad de Lourdes de Beccar, xris@monsegur.com
BUENOS AIRES (ARGENTINA).
ECLESALIA, 19/06/23.- “Al oír Jesús que Juan había sido encarcelado regresó a Galilea. Dejó Nazareth y se fue a vivir a Cafarnaum, junto al lago, en la región de Zabulón y Neftalí…” (Mt 4, 12-13) ”Desde entonces empezó Jesús a predicar diciendo: Conviértanse porque está llegando el Reino de los cielos” (Mt 4,17).
En el evangelio de Marcos, después del asesinato de Juan el Bautista (Mc 6, 25-28), Jesús también toma la decisión de alejarse (Mc 6, 29-31). En ambos relatos luego de la muerte de Juan, Jesús se dirige a otro lugar y en ambos también se junta mucha gente alrededor de él y sus discípulos.
En Marcos la acción en el nuevo espacio geográfico está marcada por la compasión de Jesús y la multiplicación de los panes y los peces, en Mateo por la subida a la montaña, donde siguen las llamadas Bienaventuranzas. Los dos relatos tienen por objeto enseñar a los discípulos, y con esto también a la gente, que lo sigue, una manera nueva de relaciones y crear vínculos.
¿Porqué entonces por siglos hemos leído las Bienaventuranzas como algo que se dará en otro espacio de tiempo que llamamos cielo o vida eterna… y no relacionando el anuncio del Reino en el presente?
Lo que Jesús propone es un cambio concreto en el presente, donde se den las opciones de otro sistema de relaciones. Invita a cambiarlo desde el estado social de los ricos, que por la abundancia de bienes son ajenos a las preocupaciones cotidianas y a las angustias de los que sufren. Invita al consuelo, a la misericordia, a la justicia, desde una nueva práctica, contemplando su decir y su actuar.
Las Bienaventuranzas de Mateo no son para leer en el contexto del tiempo fuera de esta tierra, sino para cambiar y convertirse. Este es el anuncio que precede a la invitación concreta de Jesús.
Los discípulos van a aprender a mirar la realidad con los ojos de la proclamación de Jesús. La promesa del Reino abre y cierra el conjunto de la proclamación hecha a toda la humanidad “Felices los pobres de espíritu porque de ellos es el Reino de los cielos” (Mt 5,3) y “ felices los perseguidos por hacer la voluntad de Dios porque de ellos es el Reino de los cielos” (Mt 5,10.
Desde la realidad de hoy leemos las enseñanzas de Jesús con un corazón abierto al llamado, a la conversión y al cambio que involucra todos los espacios de nuestra vida (Eclesalia Informativo autoriza y recomienda la difusión de sus artículos, indicando su procedencia. Puedes aportar tu escrito enviándolo a eclesalia@gmail.com).
