IGLESIA SINODAL
PATRICIA KISTENMACHER, Misionera de la Virgen de Luján, patricia.kistenmacher@gmail.com
BUENOS AIRES (ARGENTINA).

ECLESALIA, 04/10/24.- Emilia Robles, el pasado 27 de septiembre, amplió, en este medio (ECLESALIA, 27/09/24), la oración penitencial con la cual se abre esta nueva etapa del Sínodo. Agradecida por su recomendación y por poner a la luz tantas situaciones que siguen siendo invisibilizadas, quisiera sumar a ese listado, la vieja costumbre, que no logramos desterrar, que consiste en hacer acepción de personas, en contra de lo que dice el mismo Evangelio. 

Quiero sumar el pedido de perdón por seguir sosteniendo, si no con la palabra, ciertamente con los gestos: el clero mejor que los laicos, los hombres que las mujeres, los blancos que los negros… Todas ellas son deformaciones del evangelio y, por tanto, del testimonio de Jesús, que fue judío, hijo de madre soltera, migrante, trabajador pobre, no se casó ni tuvo hijos, se reunió con descartados y extranjeros… al que no soportaron su misericordia disruptiva y lo sentenciaron a la muerte de cruz.

Aprovecho para sumar un comentario a la nota de Juan Zapatero Ballesteros sobre la cuestión esencial (ECLESALIA, 30/09/24). Como bien dice sobre su expectativa sobre los resultados del Sínodo, me parece que tenemos que cambiar el foco de nuestra atención. 

En los próximos años, la falta de sacerdotes a nivel mundial, logrará una transformación de la Iglesia jerárquica, como no hemos visto anteriormente. Es por ello que tenemos que mirar el actuar del Espíritu en el Pueblo de Dios, donde se construye y vive la nueva iglesia sinodal. La jerarquía verá cómo hace para no perder el tren. El Espíritu no está atado a ella y sabe que no hay tiempo que perder.

Confiemos en el Espíritu, a pesar de nuestra falta de fe, de nuestro propio pecado e ignorancia. Es y será Él quien verdaderamente mueva a la Esposa de Cristo, con la forma que tenga en cada momento histórico (Eclesalia Informativo autoriza y recomienda la difusión de sus artículos, indicando su procedencia. Puedes aportar tu escrito enviándolo a eclesalia@gmail.com).