ERROR AFERRADO
JOSÉ MARÍA RIVAS CONDE, postaljara@gmail.com
MADRID.
ECLESALIA, 06/12/24.- En “Piedra Angular” (ECLESALIA, 13/09/24), dije que trataría de aclarar, por qué todas las ediciones del Nuevo Testamento y Biblia, incluidas las que conozco hechas el siglo pasado, a partir del texto griego, traducen al neutro hispano ‘esto’, el femenino ‘αὕτη→ ésta’ de Mt 21,42.
Pues no es lo mismo decir, que lo ‘maravilloso a nuestros ojos’, es ‘esto’ (convertir en ‘cabeza de ángulo’ la piedra descartada por los edificadores); que, lo maravilloso es ‘ésta’, (la propia ‘cabeza de ángulo’).
No puedo pensar que peritos en griego, desconozcan el género de palabras tan elementales y básicas como éstas. Ni que sean tan incapaces, que no perciban la deixis, o señalamiento, propia del pronombre demostrativo. Ni tan atolondrados como para sumarse, sin más, a semejante desatino. Tiene que haber algo que explique ese cambio de género, aunque ya no pueda, en modo alguno, dejar de estar ahí; ni tampoco, por cierto, su aprobación eclesiástica.
Me ceñiré a lo que se me ofrece más verificable.
Lo es con sólo consulta por Internet de enciclopedias serias, haber sido la Sagrada Escritura hasta Lutero, coto más bien clerical. A causa del predominio del latín en su publicación, el progresivo desconocimiento de éste por parte de los laicos, y la insuficiente divulgación que tuvieron las publicaciones, hechas antes de Trento, básicamente de índole dialectal.
Tras la Biblia de Lutero, traducida con total libertad al habla popular, de una lengua alemana todavía en gestación, trató la jerarquía de evitar al máximo, la proliferación de ediciones libres. Sus restricciones al efecto, robustecieron aún más, el ya vigoroso sistema ‘de ciencia del bien y del mal’, en el que, desde bastante tiempo atrás, habían convertido a la Iglesia, fundamentalmente sus prebostes.
Sistema evocativo del que, según el Génesis, había plantado en el paraíso, pero mucho más cruel y despiadado que aquél. Porque el edénico no obligó a nadie a comer de sus frutos, mientras que el eclesiástico, lo ha venido exigiendo bajo penas severísimas. ¿Que aquél fue simbólico y metafórico? Vale. Pero la imposición eclesiástica no ha tenido nada de metáfora. Sino sólo de acerba realidad histórica.
Ahora, ya no hay sanciones cruentas. Ni, desde 1781, hogueras inquisitoriales, y desde hace cinco años y tres meses, ha quedado teóricamente barrida, la imposibilidad radical, que tenía todo disidente de aprovechar su formación, para conseguir el sustento.
Digo teóricamente, porque en la vida real, ese aprovechamiento está condicionado al permiso, documentalmente certificado, del clérigo al que esté confiado concederlo. Clérigo elegido, como es natural, entre los más destacados seguidores de los dictámenes prebostales. Obviamente, para aferrar la tranca de la puerta que cierra el paso a las disidencias verbales y las ejemplificantes. Pero así, eso de que «las personas antes que las instituciones», suena mucho a moralina de fábula barata, aunque no falte quien porfíe por encumbrarlo, a cuento de “Las mil y una noches”.
Ante esa amenaza de bancarrota laboral, vivida además en el temor, puede que agobiante, de ser uno mismo quien yerra, hace muy empinado psicológicamente, pronunciarse en público contra los posicionamientos ‘tradicionales’ de los prebostes. Y más aún, si tal pronunciamiento, termina arrastrando consigo pérdida de estima social.
No les será fácil acometerlo, ni a los que, cimentados en una fe granítica en que nada ni nadie, puede apartar del amor que Dios nos tiene, viven libres de temor a la excomunión. Y los que pese a todo lo intenten, no será insólito que vean preterida en lo posible su denuncia, y acallada su voz, tanto más cuanto más evidencie, la falibilidad histórica de todos los órganos y niveles eclesiásticos.
Siendo ésta la situación, no es como para sorprenderse que se mantenga este cambio gratuito de género. Inexplicable por cierto e incomprensible, aunque se pretenda amparar en el propio texto latino, que tiene el demostrativo en neutro, y éste mismo vaya en cierto modo implícito en el texto griego, que como sabemos lo lleva en femenino. Pues puede decirse, que si a causa de la intervención del Señor fue hecha ‘ésta’ (la cabeza de ángulo), ‘esto’ (cambiar el destino de la piedra descartada), también llegó a suceder obviamente por la intervención del Señor.
No entiendo baladí, que un error, sea de la naturaleza que sea, se presente con el aval de la aprobación eclesiástica. Aunque me resulta comprensible que, incluso ahora se mantenga el indicado, por más gratuito que se considere. A mí no me consta de ningún escrito latino, ni hispano. Ni de ninguna de las lenguas vivas, que yo alcanzo a entender, con la ayuda de Internet. Ni de nadie, que lo traduzca, cite o invoque sin incurrir en dicho error. Salvo una Biblia de los testigos de Jehová, que no tuve la previsión de anotar. Pero, ¿qué católico llevará el apunte a un no católico, o le prestará siquiera una atención provisional? ¿Y quién no queda aplastado con semejante tonelaje de siglos encima? (Eclesalia Informativo autoriza y recomienda la difusión de sus artículos, indicando su procedencia. Puedes aportar tu escrito enviándolo a eclesalia@gmail.com).

No dudo de la veracidad de su razonamiento, pero utiliza un lenguaje tan rebuscado e historiado que, para los legos como yo resulta difícil de entender.
Con lo cual se une a los que critica y no abre la Biblia a las personas como yo que aunque interesadas no somos tan ilustrados.
Sencillez por favor, se lo agradeceríamos muchos.
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Gracias, Jesús, por tu comentario. En realidad no he pretendido desentrañar la Biblia. Sería tarea que me desbodaría. Sólo quiero decir, reduciéndolo un poco, que por el hecho de ser preboste (= colocado al frente de de una comunidad) no se tiene garantizado el acierto en todo. Sé que es palabra poco usada, elegida como otras para abreviar mi escrito. De las demás que te pueden resultar extrañas, mi propio texto puede ayudar a su comprensión. Y aunque quedará más de una que no se entienda ni así, estimo poco respetuoso con el lector, añadir a mi escrito un apéndice con el significado de las palabras menos usuales. Con todo, tendré en cuenta este comentario tuyo y procuraré escribir más a la llana, aunque me alargue algo más. Todo será dividir en varias partes. Paz y bien, como dicen en Redacción. José María.
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