feliz adviento to toFELIZ ADVIENTO TO TO
CRISTINA PLAZA, eclesalia@eclesalia.net
MADRID.

ECLESALIA, 15/12/17.- Una de mis hijas se sorprende con la cantidad de luces y decoraciones navideñas que hay en la ciudad. “¡Si todavía es Adviento!”, grita. Su hermana versiona el conocido villancico “We wish you a Merry Christmas” adaptándolo al Adviento porque es donde estamos todavía: “Feliz feliz Adviento to to”. Y su otra hermana no quiere poner el niño Jesús en el belén porque todavía no ha nacido y en el belén que hay en la residencia de la abuela no lo han puesto…

Me intriga saber qué quedará en los recuerdos de estas vivencias de la infancia de mis hijas y mis hijos. Viven todo con tanta intensidad, con tanta emoción, con tantos decibelios… que no sé si podrán albergar en su corazón tantos sobresaltos. Me alegra y me emociona ver cómo son felices con todo lo que rodea la Navidad y mi empeño es que sepan siempre qué se celebra.

Queremos vivir el Adviento para celebrar la Navidad. Queremos que este tiempo de preparación, de espera, de atención, de vigilancia… deje huella en nuestro corazón y sepamos qué celebramos y cómo, más allá de no aclararnos con las fechas, confundir Nochebuena y Nochevieja, preguntar cuántas uvas hay que comer, escribir Navidac en los dibujos porque “así es como se dice”, y no saber si llamar Dios o José al papá que acompaña a Jesús en el belén.

Muchas de nuestras pequeñas tradiciones navideñas son vividas con entusiasmo y seguro que les dejarán huella… Quiero pensar que son como las semillas que el sembrador lanzó al camino y que, en este caso, van a dar en tierra fértil. ¿Qué pequeñas semillas lanzamos como familia?

En el mes de diciembre acudimos a nuestra tienda de comercio justo habitual a comprar los regalos del amigo invisible, de algunos cumples y a hacer un donativo para sus campañas de denuncia. En familia, para que sepan que nuestro dinero es también para compartir.

Encendemos al caer de la noche de cada domingo de Adviento la vela correspondiente con mucha algarabía instrumental mientras entonamos “Cantad con gozo, con ilusión, ya se acerca el Señor…”. Esta canción también les sirve para otros momentos de entusiasmo más allá del Adviento. Es una manera estupenda de terminar el domingo y empezar la semana con entusiasmo, desde la oración.

Quedamos con amistades y familiares, visitas a las que dedicamos nuestro tiempo, cariño, regalamos dibujos o manualidades, ofrecemos nuestro repertorio de actuaciones, preparamos juegos para las sobremesas, cocinamos comida rica casera y nos sentimos muy afortunados de tener su compañía. En el encuentro está Dios.

Visitamos la residencia donde está la abuela y preparamos un pequeño concierto familiar. Allí el público tiene categoría de gran dependiente y la única recompensa que recibimos es la de la alegría del corazón… Dar gratuitamente.

Decoramos con gran emoción la casa, preparamos manualidades, dibujos, carteles… Enviamos felicitaciones navideñas. Encendemos la estrella que hay en la ventana (que compró el mayor con su propina cuando se le antojó en el bazar del barrio y que nos ha dicho que piensa llevarse a su casa cuando se independice) para no olvidar qué celebramos. La alegría de la Navidad la trae un pequeño niño y queremos compartir esta Buena Noticia.

A nuestra cotidianeidad el Adviento añade la oportunidad de sembrar, de dar ejemplo, de acoger y de vivir en familia lo que vivimos en nuestro corazón. Estamos a tiempo de hacernos como niños (y niñas) y vivir el Adviento to to (Eclesalia Informativo autoriza y recomienda la difusión de sus artículos, indicando su procedencia).