¿TIENE PORVENIR LA IGLESIA?
TOMÁS MAZA RUIZ, tomasmaza@telefonica.net
MADRID.

ECLESALIA, 25/09/23.-  Hay una diferencia abismal entre el conocimiento de la cosmología del tiempo de Jesús y la actual. Entonces se creía que sólo existían la Tierra, el Sol y la Luna. El resto de las luces del firmamento eran sólo luminarias de la bóveda celeste.

La Creación, según el Génesis sólo tuvo lugar en la Tierra y más concretamente en la parte del mundo conocido en la antigüedad: el «Creciente Fértil» (Mesopotamia), Egipto, Líbano, Palestina y ya en tiempo del Imperio Romano los países que rodean el mar Mediterráneo y algunas noticias de lugares europeos a cuyos habitantes los romanos llamaban bárbaros. Los únicos humanos eran los habitantes de la Tierra.

Hoy, gracias a los grandes telescopios, sabemos que el universo es inmensamente grande, quizá infinito, y que nuestras más cercanas galaxias están a miles de años luz de la Tierra. Es lógico pensar que en planetas lejanos podrían vivir seres parecidos a nosotros (o diferentes) y que el fin del mundo en nuestro planeta no supondría el final de la vida en el Universo.

En el resto de los conocimientos humanos ha habido un crecimiento parecido, tanto en las ciencias como en los inventos, que de una forma acelerada está cambiando radicalmente tanto la vida, como la estructura del pensamiento humano. Nuestro acerbo cultural ha cambiado tan radicalmente que las enseñanzas de la Iglesia no son comprendidas por nuestros contemporáneos. Es inútil que la Iglesia predique las enseñanzas bíblicas, cargadas de relatos míticos, metáforas, parábolas y escritos proféticos de hace miles de años, que las generaciones actuales consideran algo así como cuentos infantiles.

¿Hay algo que salvar del discurso eclesiástico? Para mí solo el mensaje de Jesús: Que Dios es la Fuente del amor, que la Creación es su acto de amor a la Humanidad, que Dios es el padre de todos, y que por tanto los humanos somos hermanos y que la base esencial de la convivencia humana es la Ley de oro: “Haz a los demás lo que quieras que te hagan a ti” y “No hagas a los demás lo que no quieras que te hagan a ti”. Este mensaje es válido para todos los tiempos y todas las culturas.

¿Qué sobran en la Iglesia? En primer lugar la estructura piramidal de la jerarquía: sacerdotes, obispos, arzobispos, cardenales y en lo alto de la pirámide el Papa como monarca absoluto. Es una estructura de poder condenada por Jesús que quiso que los dirigentes de las comunidades cristianas no fueran superiores sino servidores de los demás. La palabra “ministro” viene del vocablo “minus” que significa menor.

Pienso que si la Iglesia no hace cambios profundos en los próximos años, en una o dos generaciones podría desaparecer o quedar reducida a pequeños grupos marginales. Lo que sí podría subsistir sería un conjunto de comunidades cristianas autónomas, aunque hermanadas unas con otras, que sigan el ejemplo de la vida de Jesús y la de las primitivas comunidades cristianas antes del “golpe de estado” eclesial de Constantino a comienzos del siglo IV  (Eclesalia Informativo autoriza y recomienda la difusión de sus artículos, indicando su procedencia. Puedes aportar tu escrito enviándolo a eclesalia@gmail.com).