LA ESPERANZA ESTÁ EN LA TIERRA
MAGDALENA BENNÁSAR OLIVER, espiritualidadcym@gmail.com
MALLORCA.
ECLESALIA, 28/03/14.- Hemos jugado a ser dioses sin apenas conocerle. Hemos repetido hasta el infinito en nuestra estructura social, eclesial y vital la torre jerárquica. Fue una desafortunada traducción del relato de la creación en el libro del Génesis, en lugar de “cuidad de la tierra…” se eligió “dominad…”
Qué decir lo que este “conveniente” matiz ha condicionado la vida de generaciones, no sólo de mujeres y hombres, sino también de especies y espacios. La tierra ha sido sometida, como lo ha sido la mujer, los niños y niñas y las personas diferentes por raza, condición social… Los animales y plantas, abajo del todo de la torre jerárquica han estado a nuestro servicio para uso y abuso.
Ellos: plantas, tierra, animales en millón y medio de especies reconocidas, estaban en nuestro planeta antes que los humanos. No nos necesitaban ni dependían, para nada, de nuestra existencia, más bien lo contrario. Ellos y ellas tenían sus procesos, sus encuentros, sus familias, su evolución.
Allá por el siglo XVI alguien descubrió el microscopio empezando con ello una revolución que sigue y sigue hablándonos de lo que no veíamos con nuestros ojos. También el telescopio alarga nuestra vista hasta casi el infinito, descubriéndonos nuestra pequeñez y nuestra grandeza a la vez, miles de galaxias y, nosotros, la tierra, un minúsculo planeta, no demasiado rocoso, ni demasiado líquido, ni demasiado grande ni demasiado pequeño, perfecto para desarrollar vida en millones de especies.
¿Has mirado una flor por un microscopio? ¿Qué ves? En una flor minúscula, que ahora en primavera pisamos sin darnos cuenta porque están por todo, se da la estructura más compleja y bella. ¿Has orado ante la belleza y complejidad de una hoja o de una hormiga? ¿Sabías que cada flor está diseñada para que sólo un tipo de insecto concreto pueda recoger su polen? Por ello, la flor sabe cómo atraerle y se viste del color y el perfume que a él le atrae, y le prepara una plataforma en su pétalo para que él se apoye, y le invita dentro indicándole con unas líneas dibujadas en sus pétalos por donde tiene que entrar… ¿Has dejado que la creación te hablara en lugar de tú y yo decirle al Creador lo que nos parece que tendría que hacer…?
Tenemos la suerte de estar sumergidas 10 semanas en un curso sobre la Espiritualidad de la Creación. Estamos descubriendo, desde las diferentes ciencias, incluida la teología, el otro libro, el que sí escribió Dios con sus dedos y soñó con su corazón, sin traducciones o mediadores que lo interpreten.
Desde esa experiencia casi de éxtasis ante la belleza y complejidad de lo escondido, y ante el continuo riesgo de destrucción masiva de ese “otro libro de Dios” por unos intereses bajos, jerárquicos e incomprensibles, sentimos la necesidad de compartir nuestra conversión más profunda a respetar, cooperar y colaborar con el respeto más radical posible a la obra del que nos creó. Sabemos que porque usamos mal, tal vez por ignorancia, de ese delicado sistema biodiverso y complejo destruimos la posibilidad de que todas las especies se desarrollen cuidando unos de otros. Todos y todas nos necesitamos, en la diversidad respetuosa se da la afinidad.
El pan y el agua de millones de hermanas y hermanos nuestros hoy dependen de cómo vivimos y educamos hoy nuestras comunidades y familias. Se están descongelando los polos, aumenta el nivel del mar, perdemos tierras de cultivo y otras se salinizan, los siete mil millones de personas que estamos conviviendo en el planeta tierra tenemos todos y todas la huella del Creador, somos su rostro en la variedad infinita de rostros humanos y especies. Se han contado un millón y medio de especies y obviamente no son todas. Y no voy a entrar en las galaxias, pero merecería la pena, porque nos sitúa mucho en nuestra pequeñez y grandeza a la vez.
Dicen los científicos que la solución más segura para sanar la herida mortal del planeta tierra y asegurar que todos tenemos comida y lo básico está en volver a la tierra, en nutrirla, cuidarla, no explotarla, repartirla y compartir sus frutos, los del lugar, los de la época que tienen los nutrientes y vitaminas para ayudarnos a estar sanos en cada época diferente del año y según los diferentes climas, geografías…
Os tengo que dejar, estoy haciendo pan con un grupo de personas del curso y es hora de meterlo en el horno. Hacer el pan que te comes es de las terapias más sanas y menos caras que existen, y si la harina es del lugar, y los ingredientes son orgánicos, y las personas con las que lo elaboras son humildes, es una gozada. Ahora la levadura, bacteria, está subiendo la masa, ella solita, en silencio, y me va a regalar un pan que, se me hace la boca agua.
Pues, por compartir, os informamos de dos momentos en que este verano ofreceremos espacios de oración con el tema de Espiritualidad de la Creación. Uno en Aránzazu, País Vasco, y otro en Sóller, Mallorca, donde por cierto, después de 14 años de búsqueda de una casa desde donde ofrecer programas y vida, al fin, se nos permite habitar un pequeño monasterio en la Tramuntana de Mallorca, la belleza no la voy a describir, se llama Santa María del Olivar y como su nombre indica está entre olivos y naranjos…a 2.5kms de la población y a 25 de Palma.
Para detalles, entrad en la web: espiritualidadintegradoracristiana.es
Parece que la primavera, trae vida nueva. Ojalá sea un tiempo de Shalom para todos y todas. Feliz Primavera. No juguemos más a ser dioses, vivamos nuestra filiación al máximo. (Eclesalia Informativo autoriza y recomienda la difusión de sus artículos, indicando su procedencia).