LA AMISTAD COMO DON Y REGALO
CARMEN HERRERO MARTÍNEZ, Fraternidad Monástica de Jerusalén, soeurcarmen@gmail.com
TENERIFE
ECLESALIA, 29/09/17.- En un mundo tan comercializado, donde solamente cuenta el dinero, el poder, el tener y placer ¿Será posible vivir la amistad como don y regalo?
Los seres humanos necesitamos la amistad, y todavía más en un mundo tan individualizado, depresivo y fraccionado como el que estamos construyendo.
Veamos algunas ideas sobre la gratuidad de la amistad y sus beneficios, e intentemos hacerlas propias, creando una cultura de gratuidad de relación y amistad.
La verdadera amistad es aquella en la que los amigos se ayudan a vivir su propia identidad en el propio estado de vida, desde el respeto, el amor y la aceptación del otro, desde lo que él/ella es, piensa y vive. La verdadera amistad es aquella que ayuda a crecer, a madurar, a caminar en libertad y seguridad. La verdadera amistad es y da todo esto.
La amistad es la puerta del corazón abierta de par en par, donde se puede entrar, sentir el calor del amigo/a, descansar al calor del “hogar” y reconfortado/a volver a emprender el camino. La amistad es un abrazo sincero, entrañable, leal y cariñoso, que te vivifica y te llena de gozo y dinamismo.
La amistad es una mano cálida, siempre abierta y tendida para acariciarte, una mirada clara y penetrante que comprende, anima y transforma, una sonrisa que acoge, alienta, comunica vida y entusiasmo, una empatía que se une a tu dolor y a tu alegría, un encuentro gozoso en el que puedo ser yo mismo/a, una palabra que anima, reconforta y alienta desde el amor y la confianza.
La amistad también es corrección, realizada desde el amor y por amor. La amistad ayuda a cuestionarte y superarte; llevándote hacer la verdad en tu vida. La amistad también es un aplauso, un elogio que te estimula, te da seguridad y te alienta en tu ser más profundo. La amistad es un dar, un darse sin nada exigir a cambio. La amistad es una entrega sin buscar recompensa, un darse por el bien del amigo/a. La amistad es un amor fiel, discreto, puro y sencillo, como una cristalina fuente que mana y sacia la sed del caminante sin retenerlo, sin guardarlo para sí.
La verdadera amistad es don reciproco, sin ningún interés egoísta. El amor más puro y leal, es el amor de la amistad. Amistad, gratuidad y libertad, siempre van de la mano.
La verdadera amistad no tiene precio, ¡es gratuidad! ¡Corre tras ella! Y ¡Cuídala! La amistad como don y regalo (Eclesalia Informativo autoriza y recomienda la difusión de sus artículos, indicando su procedencia).