«Cinco minutos bastan para soñar toda una vida, así de relativo es el tiempo» (Mario Benedetti)
TAITANTOS AÑOS
IÑIGO GARCÍA BLANCO, Hermano Marista, i.garciablanco@gmail.com
MADRID

ECLESALIA, 11/11/22.- Vamos celebrando taitantos otoños. Es una estación que me agrada por sus colores rojizos y ocres; conectado con la tierra que se deshoja, pero sigue regalando frutos variados. Es un tiempo personal y necesario para los (des)aprendizajes. Para no olvidar(me)los, para seguir tras de ellos, he querido tomar algunas notas en las que tú también puedas hacerlas tuyas desde tu propio caminar…

  1. Trato de recordarme (con insistencia y con profunda convicción) la permanente invitación a vivir la fraternidad, el ministerio de la hospitalidad y acogida al servicio de los más sencillos y pequeños de esta tierra, Casa de Todos. ¡Me gusta recordar esta expresión… Casa de Todos!
  2. Me toca seguir profundizando en el ejercicio de la cuidadanía, del detalle en las relaciones y en los tiempos. ¡Cuidar(se/nos)! ¡Qué importantes son los espacios donde encontrarse y dejarse encontrar y encontrar, donde poder pasar y parar, donde aprender y desaprender, donde sentirse seguro y cuidar, donde permitirse emocionarse, donde sanar, donde contrastar y acompañar, donde silenciar el ruido ensordecedor exterior, donde nutrirse, donde creer y celebrar la vida, donde sencillamente poder estar …! ¡Espacios, tiempos! ¡Acompañados y cuidados… con respeto, cálida hospitalidad y sencillez en el trato!
  3. El gemido de LOS DESCARTADOS de la Tierra solo lo escucha cada uno en el fondo de su conciencia. Para oír esa voz, lo primero es querer oírla y #mirar_más_allá: prestar atención a su relato; ser sensible a la injusticia y al abuso deshumanizador e indiscriminado que reinan en el mundo. Si se escucha de verdad la voz de los que sufren, ya no se puede vivir de cualquier manera. No es lo mismo reconocer diferencias que hacer diferencias. ¡Todos contamos, todos sumamos, todos estamos conectados! ¡Todo está conectado!
  4. (Re)descubro, una y otra vez, la fuerza cautivadora y movilizadora de la sonrisa de los niños a través de sus ojos, exploradores e imaginarios. Muchos y coloridos son los rostros que se han cruzado y se cruzan en mi paso, rebosantes de vitalidad. Unos miran asustadizos hasta que te reconocen como inofensivo y hasta llamativo; otros no sienten la vergüenza de saludar y regalarte en sus ojos. ¡Qué diferente resulta mirar el mundo, esta tierra, estos caminos, a través de sus ojos!
  5. ¡EN COMUNIÓN, tejiendo redes de relaciones y de historias, de encuentros y de oportunidades! ¡A la intemperie, en las plazas, en las esquinas, en la frontera y en la valla (la de aquí o la de allí)! Ante la alambrada, expresión de las fronteras geográficas y existenciales del Sur. No puedo evitar mirar con corazón, con apertura, con dolor. Llamados a visibilizar una humanidad universal, fraterna, humanizante y trascendente.
  6. Acojo la invitación a fijar la mirada en lo pequeño, en esas cosas-gestos chiquitos que tal vez sean eso, chiquitos, pero que tienen la fuerza de desencadenar la alegría de moverse y traducirse en actos. Al fin y al cabo, como dice el gran #eduardogaleano, actuar sobre la realidad y cambiarla, aunque sea un poquito, es la única manera de probar que la realidad es transformable.
  7. Hay días que me siento abrumado, superado… y también muy pequeñito. ¡Todo un aprendizaje! Pero también me siento acompañado. La realidad me sorprende constantemente abriendo y ensanchando el corazón. Las periferias existenciales ganan centralidad y sentido en mi vida.
  8. Tomo prestadas las palabras de un gran hombre de Dios y de las tierras africanas migrantes: Puedo no conocer a Dios: no se me pedirá cuenta de ello. Puedo no saber nada de Jesús de Nazaret: nadie me pedirá cuenta de ello. Lo que no puedo es saber de los pobres y desentenderme de ellos, ignorarlos, pasar de largo sin reparar en su necesidad, porque de eso se me pedirá cuenta. La distancia entre un bendito y un maldito la marca para una eternidad mi comportamiento con los pobres. «A mí me lo hicisteis». (Santiago Agrelo, hermano y emérito Obispo de Tánger)
  9. Puedo sentir que es un hogar el lugar donde nos encontramos, donde sanamos las heridas y espantamos las pesadillas despiertas, donde nos cuidan y cuidamos, donde abrimos ventanas de esperanza y de futuro, donde aprendemos a mirarnos en el espejo de la vida y creemos en nosotros mismos, donde recuperamos tiempos de infancia y adolescencia, donde no tememos al vértigo de la montaña rusa de las emociones y de los sueños, donde encontramos la acogida incondicional (más allá de mis actos) de educadores que se convierten en nuestros hermanos y hermanas del HOGAR.
  10. «De nuestros miedos nacen nuestros corajes, y en nuestras dudas viven nuestras certezas. En los extravíos nos esperan los hallazgos porque es preciso perderse para volver a encontrarse» (Eduardo Galeano).

No podemos quedarnos cortos de sueños, chatos de ideales,

prematuramente escépticos.

Hay que soñar con la justicia, con la libertad,

con la autonomía, con el pan de todos, con la dignidad,

con las bienaventuranzas hechas historia y vida.

Haz más que existir… vive.

Haz más que tocar… siente.

Haz más que mirar… observa.

Haz más que oír… escucha.

Haz más que conocer… comprende.

Que nunca deje de buscar y de soñar(te).

¿Qué te mueve y tira de ti para avanzar? ¿En qué te enREDdas?

Que el buen Dios-del-encuentro siga revelándose aquí-allí, entonces-ahora entre los más sencillos.

Vamos allá… al viento del Espíritu.

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