LAS MUJERES VAN AL SEPULCRO
MAITE PARGA, maiteparga@gmail.com
MONFORTE DE LEMOS (LUGO).

ECLESALIA, 16/04/21.- El primer día de la semana, nada más amanecer, las mujeres fueron al sepulcro a ungir, el cadáver de Jesús.

Podemos ver estas señoras como valientes, pero ellas no creen en la resurrección, aún no; por eso van ungir un cadáver. Para ellas Jesús esta muerto, es más, entre ellas comentan sobre quién les removera la piedra que da acceso a la tumba, y que era muy grande.

A veces podemos estar “yendo a ungir el cadáver de Jesús”, es decir, dentro de una religión ritualista, haciendo cosas, con religión pero sin fe viva, “escandalizados”, o asustadas por “los cambios, o problemas” que vemos en la Iglesia, con miedo a tomar la Biblia, porque nos parece una losa lo que vemos allí.

Puede que nos preguntemos, quién nos sacará de esos problemas, de esas dudas, para poder seguir con lo de siempre -nuestra religión ritual- porque no compromete.

Pero al llegar ven que la piedra fue removida y a un ángel (la palabra ángel significa mensajero) que les da el mensaje de que Jesús ha resucitado y, es más, les dice que por qué buscan entre los muertos al que vive, es decir, al Viviente. Jesús no es un personaje del pasado, es un hombre que esta vivo hoy; las mujeres reciben el encargo de comunicarlo a los suyos y decirles que vuelvan a Galilea.

Dice el Papa Francisco, que sólo el ángel, el mensajero del Cielo, podía anunciar que Jesús resucito. Los demás sólo podemos transmitir la noticia, como con la vida, viviendo como quien sabe que Jesús vive. Como vive, puedo oirlo en su Iglesia y escuchar su palabra en la voz de su siervo Francisco y todos los que estén en comunión con él. Escucharlo en las personas buenas, en la naturaleza, en nuestra conciencia, en la Escritura.

Podemos adoralo, pedirle, darle la tabarra ante el Sagrario, pero también en casa, ante la naturaleza. Podemos contarle, quejarnos, “reñirle”. Porque está vivo, podemos y debemos ayudarle, cuando lo precisé, sin importarnos sus «disfraces» -le encantan-, a veces de madre soltera, de homosexual vejado, de inmigrante, de obrero explotado, de ex-preso, de preso, de vecina molesta, de persona que se cuela en el súper etc. Siempre es él, como en Emaús. 

Está vivo, no lo busquemos entre los muertos. (Eclesalia Informativo autoriza y recomienda la difusión de sus artículos, indicando su procedencia).