«TODA PERSONA TIENE TODOS LOS DERECHOS Y LIBERTADES SIN DISTINCIÓN ALGUNA DE SEXO»
Evidentemente

CÉSAR ROLLÁN SÁNCHEZ, eclesalia@gmail.com
MADRID.

ECLESALIA, 03/06/22.- A estas alturas de la historia hay algunos planteamientos que resultan ya tan evidentes, que seguir tratando de argumentar contra ellos es, tan solo, elucubrar con la razón por la sinrazón.

Andamos entre quienes consideramos que el seguimiento de Jesús es una buena forma de ser humano, quienes descubrimos la buena noticia del nazareno, quienes nos reunimos en comunidad para celebrar lo que vivimos, andamos, digo, en un proceso sinodal para escuchar, escucharnos, tratar de observar la realidad con bondad y vivir de forma coherente.

Entre la multitud de temas que van surgiendo en los distintos grupos de reflexión a lo largo del mundo, hay uno que se va repitiendo por todas partes, mostrando la evidencia: toda persona tiene todos los derechos y libertades sin distinción alguna de sexo. En este primer cuarto del siglo XXI parece que andamos aún pensando si esto que afirma la Declaración Universal de Derechos Humanos, se puede aplicar a la Iglesia Católica.

Todas las constituciones democráticas fundamentan sus principios en esta Declaración y no pueden tenerse como tales si les falta alguno de los puntos del texto proclamado por la Asamblea General de las Naciones Unidas en París, el 10 de diciembre de 1948 pero la institución eclesial dialoga con los Estados democráticos, se ramifica entre sus organismos y realiza sus actividades, sin tener en cuenta los derechos y libertades sin distinción alguna de sexo

Mujeres y hombres vivimos, sí, en igualdad respecto a la fe y la participación en la liturgia, la catequesis, la caridad, pero la última palabra, la responsabilidad última, la presidencia de la Eucaristía y otros sacramentos, excluye a las mujeres, las margina, las retira. Por mucho que se insista en la apertura de la Iglesia, en la actualización de sus tradiciones, aún hoy se las sigue apartando de los órganos de coordinación y gestión o episcopado.

Además de para otras cuestiones, este proceso sinodal está para quien a estas alturas de la historia no logre entender esta evidencia, para quien se siga agarrando a las Escrituras con el fin de defender la preponderancia masculina, para quien no vea más allá del “siempre se hizo así”. Lo que ya es evidente solo puede explicarse. Entre seres humanos, que sus derechos y libertades no se discriminan por sexo, es un hecho y un derecho ya (Eclesalia Informativo autoriza y recomienda la difusión de sus artículos, indicando su procedencia. Puedes aportar tu escrito enviándolo a eclesalia@gmail.com).