¿POR QUÉ EN ADVIENTO?
CRISTINA MONSEGUR, xris@monsegur.com
BUENOS AIRES (ARGENTINA).

ECLESALIA, 23/12/22.- ¿Por qué en Adviento pensar primero en algo que termina si todo nos invita a celebrar un comienzo? Porque antes del comienzo de la vida nueva hubo mucho camino andado; quizá fue un camino oscuro o de duda mirando hacia el horizonte de lo que se anunció. Porque comienzo y final son dos partes que van juntas. Porque antes de constatar la vida nueva hay un tiempo de dudas donde, quizá, nos sostiene la posibilidad del final.

En el final de su vida, cuando Jesús muere en la cruz, las mujeres intuyen una señal de vida. No es que haya una certeza, sino que en la muerte ven una posibilidad, no se conforman con lo aparente y pensar en la posibilidad las empuja al encuentro con la vida nueva.

Hay algo en la biología de las mujeres que nos marca un final y un nuevo comienzo: los ciclos menstruales, el parto. Vivimos en el cuerpo como un tránsito a la vida que termina y vuelve a empezar. Creer que hay vida aun cuando todo nos indica el final de algo, es una marca indeleble en nuestra biología. Quizá por eso la terquedad, la insistencia en seguir, el no conformarnos…

Creo que siempre pensamos en María como aquella que abandonó las dudas desde el primer día en que conoció la concepción en su seno y es ahí donde le quitamos lo más valioso de su espera: creer en las posibilidades aun donde no se ven. La firmeza y la terquedad en la creencia la sostuvo durante nueve largos meses.

Hoy resulta interesante retomar la idea de recrear la vida aun donde parece que los horizontes se cierran. Este tiempo que hoy vivimos trajo mucha muerte; en muchos casos muertes jóvenes. Jóvenes tomados por una enfermedad, por una muerte súbita; también el no deseo de vivir crece en ellos, evidenciando que estamos viviendo un tiempo no esperanzador.

Si no rascamos la tierra en busca de la posibilidad de vida nueva, perderemos las ganas de vivir, las ganas de empujar la piedra del sepulcro, y nos quedaremos en el desamparo de una realidad brumosa. Cuando hay una muerte desoladora las explicaciones acerca de la vida después de la muerte no alcanzan, solo nos sostiene pensar que siempre hubo una posibilidad que nos sorprendió.

Si bien las mujeres contamos con esa experiencia corporal, estamos todos llamados a ver vida donde algo aparenta no tener salida.
Estamos todos llamados a ver posibles salidas a los caminos que muestran horizontes cerrados (Eclesalia Informativo autoriza y recomienda la difusión de sus artículos, indicando su procedencia. Puedes aportar tu escrito enviándolo a eclesalia@gmail.com).